Javier Sardà

Sardá, otro claro ejemplo de que
el poder corrompe
Francisco Javier Sardà Tamaro, conocido como Xavier Sardà por los fanáticos catalanistas o Javier Sardà, es un periodista español, que ha desarrollado su trayectoria profesional como presentador de radio y tele basura que actualmente vive de las rentas.
Este "Cazatalentos" llenó los platós de Pozís, Matamoros y "grandeshermanos" de muy baja estofa y pasó de Rey Midas de la tele a sobrevalorado bufón sin gracia. 

Empezó en la tele haciendo Juego de niños y terminó con eso de La tribu. En todo ese período de tiempo murió el señor Casamajor y nació de una especie de demonio televisivo.
Todavía colean muchos de los escándalos que se removieron en aquel plató marciano y pueden encontrarse muchos vídeos de aquellos momentos "memorables".

En tiempos militante socialista, se convirtió en martillo de los gobiernos de Aznar durante las temporadas en las que Telecinco emitió Crónicas Marcianas, un programa que protagonizó numerosos escándalos y fue para muchos críticos de televisión la confirmación de que "telebasura" era un término incompleto para definir la "nueva" televisión de comienzos de siglo.
Tras la finalización del programa Crónicas Marcianas se retiró voluntariamente de la televisión durante dos años por lo intoxicado de la telebasura que había creado, regresando con el programa de viajes DutiFri, una especie de Españoles por el mundo.
Tras su retiro, se dio cuenta que si no hacía la telemierda no tenía dinero para sus vicios, así que volvió a hacer telebasura.

Se les dio de escritor con un libro supuestamente humorístico con el que viene a demostrar su incapacidad manifiesta para todo lo relacionado con la literatura. Extraño que no ganara el premio Planeta. Murió pataleado y devorado por un grupo de asalvajados gallifantes. A pesar del odio y el rencor que les movió a la hora de actuar, éstos dieron una oportunidad de salvarse. Los gallifantes contrataron a un grupo de niños que intentaron explicarle con sus propias palabras lo que le iba a suceder. Cientos de gallifantes furiosos se avalanzaron a por él reventándole la cara a trompazos y picotazos y devorándolo en menos de cinco minutos. Fue una venganza premeditada después haber sido sumidos en el ostracismo más brutal del olvido por el periodista. Los gallifantes aseguraron haber hecho justicia con los cientos de familiares que el presentador secuestró para entregarlos a las familias. Por miedo a ser el siguiente, el Señor Casamajor huyó del país y se encuentra en paradero desconocido desde entonces. 

En televisión

En Crónicas marcianas
humilló todo lo que
quiso a Martí Galindo
Comenzó a trabajar en televisión, presentando los programas Juego de niños, Olé tus vídeos, Todos somos humanos, pero algo salió muy mal y acabó en Telecinco.
Su llegada a Telecinco con el anuncio de que iba a limpiar la atmósfera, viciada por Pepe Navarro. El programa empezó bien, incluso era considerado de culto.
Ese programa era Crónicas marcianas. Javier al final se convirtió en una especie de personaje de su propio circo y su programa en una mierda.

Sardá ya no leía ni el guion y tan solo dejaba a sus contertulios que gritaran, desnudasen subiéndose a la mesa del plató. Ya nadie volvió a ver a Sardá de la misma manera ni a tomarle en serio. Estaba acabado. Lo mismo su programa viajero que la desdichada Tribu donde resucitó el espíritu marciano, como si este tío ya no supiera hacer otra cosa. Se anunció como el regreso de Javier Sardá a la noche de Telecinco tras el mítico Crónicas marcianas. El presentador se rodeó de la crème de la crème con nombres como Mercedes Milá, Santiago Segura, Boris Izaguirre, El Sevilla, Carlos Latre, Pilar Rahola... Sardá volvió con aires de superioridad.

Quería callar las bocas de los que le acusaban de ser el rey de la telebasura. Quiso hacer un gran espectáculo, entretenido pero sin la sangre a la que tenía a todos acostumbrados. Fracasó porque era una copia tediosa de Crónicas marcianas, pero al menos sirvió como cura de humildad para un tipo que se pensaba todopoderoso.

No quiso reconocer que se le había pasado el arroz e iba a volver con una versión de Juego de niños. El programa ese que el premio era un gallifante. Pero para joder a Antena 3 lo convirtieron en un programa similar al que ellos iban a hacer de niños explotados cantando. Todo estaba preparado pero Telecinco pensó que era más vistoso poner a Pilar Rubio en vez de a él.
Poco después lo quitaron hasta que terminase MQB. Cansado ya de hacer de Sardá, se metió a espia secreto. De viaje en viaje y grabando lo que le salía del bolo.

De modo que se inventó un programa a la medida de su egocentrismo desmesurado llamado Infiltrados. Una especie de 21 días dándoselas de reportero estrella por diversos conflictos del mundo. Una especie de expiación de sus pecados, lavado de imagen y reparación de lo irreparable.
Pero esta aventurita del superagente 86 Sardá recordando el caso Alakrana, no fue un retrato de una zona peligrosísima, de conflicto con piratas, sino que se centraron en como vivían, cómo pasaban su tiempo en alta mar, incluso con sorpresa al estilo de aquellas que daba Isabel Gemio, pasándoles vídeos de seres queridos que estaban en tierra y hace meses que no los veían. Hicieron creer que iba a por super aventuras, pero en realidad iba de turismo. 

Etapa en Antena 3

¡Mirad, estos son los pringaos
 que me va a pagar!
Tras una fase profesional en segundo plano, volvió a los focos con un programa de entrevistas en Antena 3, en busca de la redención llamado ¡Usted perdone!. Sólo eso ha servido para que Antena 3 sacara pecho promocional con un anuncio que cierra el propio Sardà, nuevo rostro de una cadena que pretende ser un referente para las familias y el centro derecha. Por lo que se ve, este tío tiene las ideas políticas clarísimas; siempre al mejor postor.

Lo hará con la connivencia del propio Vasile, que conocía desde hace tiempo las negociaciones de éste con la competencia, pero a él le daba igual, porque sabe que ese espacio está inexorablemente unido al fracaso y, sobre todo, porque está convencido de que un señor y un formato como ese no tienen razón de ser en su cadena. Algo, desde luego, que merece una reflexión por su parte: qué límites habrá superado ya Telecinco que ni Sardá tenía cabida en la parrilla. Aun así ha vuelto a encontrar su hueco. Y volverá de perfil bajo, cobrando mucho menos, como quien hace un favor al mundo. Tampoco le dieron un plató, así que tendrá que entrevistar a sus invitados en su casa. Huele mucho a algo parecido al Dutifrí que ya hacía en Telecinco, aunque sin tener que irse a la Conchinchina. También se parece a Conexión Samanta de Samanta Villar o Salvados de Jordi Évole.

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