Carlos Alcántara
Su carácter intrépido le hacía seguir metiéndose en líos, como aquella vez que llamó rojo a Franco, pero eso eran cosas de niños sin importancia que hacían los niños de aquella época. Siempre estuvo obsesionado con su relación con las chicas. Le dijo adiós definitivamente a su amor de siempre: Manuela la alemana, aunque de vez en cuando tenían relaciones manofílicas esporádicas. Cuando la movida madrileña de los ochenta, prefirió irse por el lado malo del asunto festivalero y se pasó diez años prácticamente drogado. De hecho, sus narraciones de aquella época con voz de Carlos Hipólito se caracterizan por no recordar dónde estaba él en ciertos momentos, aunque todo el mundo sabía que andaba con la jeringa colgando del brazo.
Ya en tiempo más actuales, se introdujo en el mundo de las redes sociales, abriéndose una cuenta en Tuenti e independizándose del nido familiar e instalándose en un piso de alquiler con derecho a compra en Espartales Norte.
Empezó a contarle su vida a un desconocido y luego logró salir, en un capítulo muy emotivo que tuvo con el corazón en un puño y la lágrima cayendo al 60% de los españoles, pero le atropelló un camión cuando fue a comprar el pan.
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