Ben Affleck

Sí, soy una castaña de actor
Benjamin Geza "Ben" Affleck es un alcohólico, mujeriego y actor petardo con cara de pedo contenido, aunque hay veces que parece que en realidad ya se está peando sigilosamente. Esto puede ser debido a que abusa mucho de la Técnica de olor a pedo de Joey Tribbiani. Es a la interpretación lo que un pepinillo cocido a la alta cocina.

Casi toda su filmografía es intrascendente y no pasará a la historia, incluso por alguna de sus interpretaciones debería pedir perdón. Tiene tan poca gracia para expresarse dentro como fuera de la pantalla. Es una injusticia valorar como actor a una persona cuyo único mérito fue conseguir revolcarse con Jennifer López.

No sólo es un mal actor, se las arregla para ser tan malo que se marchitan las películas potencialmente buenas a sus pies. Él es lo contrario del rey Midas, todo lo que toca se convierte en caca. Ben Afleck conocio a Matt Damon y se hicieron amigos íntimos, juntos se mudaron de Boston a Hollywood donde fueron compañeros de piso, y ese piso se hizo famoso por la juergas salvajes que se celebraban allí.

Entre borrachera y borrachera consiguió un papel en Movida del 76, pero los críticos de cine lo vapulearon con saña por su interpretación, así fue como no le quedó más remedio que escribir su propio guion, El indomable Will Hunting. A partir de ahí se convirtió junto a Matt Damon en los niños bonitos de Miramax, mientras seguía echando a perder su higado de juerga en juerga y cayó en una espiral de fiestas y alcohol.

Acabó reconociendo que era un poco alcohólico. Tanto que tuvo que ser Charlie Sheen quien le llevara a la clínica de deintoxicación. A lo largo de su filmografía podemos verle repitiendo una y otra vez la misma interpretación: expresión cansina, media sonrisa y mirada perdida en el horizonte como si estuviera buscando una farmacia para comprar laxante para cambiarse la cara. Su trabajo en películas como Pearl HarborDaredevil o Gigli son buenas pruebas de ello. Tanto es así que cuando realizó una interpretación mejor de lo acostumbrado en Hollywoodland, se sorprendieron tanto que incluso le premiaron.

Viendo lo bien que le fue con su ópera prima como director, Adiós Pequeña Adiós, muchos pensaron que quizá esto supondría el principio del fin de su carrera como actor. Affleck se resiste y sigue pensando que vale para protagonizar películas, aunque tenga que pagarlas él mismo. Los que no soportéis recomendamos Mallrats, donde Kevin Smith le reserva un final que os encantará. Su vida amorosa es casi tan penosa como su carrera. Iba a casarse con Jennifer López y la engañó en la despedida de soltero con la stripper. Apenas se enteró, Jennifer canceló la boda y le devolvió el anillo de compromiso de dos millones de dólares. Consiguió casarse con Jennifer Garner, pero este matrimonio está al borde del abismo tras la publicación de su participación en una red de póquer subterránea donde habitualmente pierde cientos de miles de dólares en una sola noche.

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